Dicen que hay tres viajes que debes hacer, si puedes, en la vida. Tres cruceros, Alaska, el canal de Panamá y los Fiordos Noruegos. Pues es este ultimo el que nos ocupa, así que salimos desde la estación Delicias de Zaragoza dispuestos a recorrer los fiordos noruegos.
Esta vez contratamos un paquete completo con Costa Cruceros. El paquete incluía los vuelos de ida y vuelta hasta Copenhague que es de donde salía el crucero. En principio eso esta bien, el problema era que los vuelos eran con Spanair. Fuimos los últimos para todo, y curiosamente hicimos las colas mas largas, igual a la ida que a la vuelta los pasajeros que volaban con otras compañías siempre pasaron primero. Es una cosa a tener en cuenta, puesto que los vuelos son (al menos para mi) la parte mas agobiante de un viaje.
Cuando llegamos al aeropuerto de Copenhage la cosa fue bastante fácil, recogimos las maletas y encontramos a los responsables de Costa sin problemas. Se hicieron cargo de nuestras maletas y nos llevaron en autobús hasta el puerto. Embarcar fue realmente sencillo, para mi era mi primer crucero y la cosa fue muy bien.
Esta vez contratamos un paquete completo con Costa Cruceros. El paquete incluía los vuelos de ida y vuelta hasta Copenhague que es de donde salía el crucero. En principio eso esta bien, el problema era que los vuelos eran con Spanair. Fuimos los últimos para todo, y curiosamente hicimos las colas mas largas, igual a la ida que a la vuelta los pasajeros que volaban con otras compañías siempre pasaron primero. Es una cosa a tener en cuenta, puesto que los vuelos son (al menos para mi) la parte mas agobiante de un viaje.
Cuando llegamos al aeropuerto de Copenhage la cosa fue bastante fácil, recogimos las maletas y encontramos a los responsables de Costa sin problemas. Se hicieron cargo de nuestras maletas y nos llevaron en autobús hasta el puerto. Embarcar fue realmente sencillo, para mi era mi primer crucero y la cosa fue muy bien.
El primer día era de navegación, lo que fue genial porque nos dio tiempo para descansar, relajarnos, darnos una vuelta por el barco y dar buena cuenta de la piscina y los jacuzzi. Algo que me apetecía hacer, ya que este era mi primer crucero y tenía curiosidad. Lo cierto es que es bastante impresionante, y desde fuera nunca imaginas como es de verdad un barco por dentro.
Nuestra habitación era una especie de camarote suite con balcón que estaba realmente bien, muy cómoda y espaciosa (al fin y al cabo era una suite). Para llegar a Flam, nuestro primer puerto, hay que navegar a través del Sognefjord o Fiordo de los sueños por el que navegaremos durante todo el crucero, que es precioso. Es impresionante ver adentrarse ese barco entre montañas enormes y verdes de las que no dejan de caer, de vez en cuando, pequeñas cascadas desde lo alto. La noche acabo muy bien, cenamos estupendamente en el restaurante italiano del barco con un sorprendente buen vino.
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