A pesar de habernos acostado sobre las 23:00 horas y dormir hasta las 8 de la mañana, el jet lag hizo su trabajo y nos costo bastante despertar. Casi hubiésemos pagado por seguir durmiendo, pero teníamos una pequeña excursión por Vancouver y nos apetecía mucho. A las 9:15 nos recogieron puntuales en el hotel (Catai, de momento, genial) con un minibús y el resto de la gente. Comenzamos el mini tour por lo que llamaríamos el barrio chungo de Vancouver, Old Town, que viene a ser el sitio donde estan los vagabundos aquí (de cualquier clase), a los que ellos llaman “white trash” (basura blanca). El guia nos explico que tienen asistencia social y varias ayudas, que es una manera de tenerles controlados en una zona y ellos hacen lo que quieren. Por supuesto que causan problemas, pero muchos menos ya que tienen cubiertas sus necesidades básicas. Creo que hubo gente que pensó que era inapropiado para una visita turística, pero a mi me pareció muy bien. Vancouver puede ser vendida muy fácilmente como el paraíso, y realmente en algunos aspectos lo es, pero es bueno enseñar lo que tiene de malo que, en comparación con lo bueno se queda en nada.
La visita siguió por Chinatown, ya que Vancouver tiene la mayor población asiática después de San Francisco, 53%. Que estas entrando en Chinatown es evidente cuando cruzas la enorme puerta principal del barrio que prácticamente simboliza que entras en otro mundo. En este Chinatown, al contrario que en el de Nueva York , nadie habla ingles y la mayoría de su comercio no son las imitaciones de todo tipo, sino la comida. Cerca de allí, en Gastown, pudimos ver el único reloj del mundo que funciona con vapor. Este reloj esta situado en la esquina de las calles Water y Cambie y emite un pitido cada 15 minutos. Dejando a un lado su utilidad, resulta curioso un reloj de vapor en el siglo XXI . Gastown es la parte mas vieja de la ciudad, y según cuentan la fundó Gassy Jack Deigton. Deigton convencia a la gente para ayudarle a construir su taberna a cambio de pagarles en whisky y así la gente se fue quedando y se formó la ciudad. Hay que ver lo que hace el alcohol.
La visita siguió por Chinatown, ya que Vancouver tiene la mayor población asiática después de San Francisco, 53%. Que estas entrando en Chinatown es evidente cuando cruzas la enorme puerta principal del barrio que prácticamente simboliza que entras en otro mundo. En este Chinatown, al contrario que en el de Nueva York , nadie habla ingles y la mayoría de su comercio no son las imitaciones de todo tipo, sino la comida. Cerca de allí, en Gastown, pudimos ver el único reloj del mundo que funciona con vapor. Este reloj esta situado en la esquina de las calles Water y Cambie y emite un pitido cada 15 minutos. Dejando a un lado su utilidad, resulta curioso un reloj de vapor en el siglo XXI . Gastown es la parte mas vieja de la ciudad, y según cuentan la fundó Gassy Jack Deigton. Deigton convencia a la gente para ayudarle a construir su taberna a cambio de pagarles en whisky y así la gente se fue quedando y se formó la ciudad. Hay que ver lo que hace el alcohol.
Durante el trayecto entre sitio y sitio nuestro guia se dedicó a contarnos curiosidades sobre la ciudad. Algunas las pudimos comprobar por nosotros mismos, como que Vancouver (o sus habitantes ) es bastante informal. Tanto en su manera de vestir como en sus gustos y aficiones. Una exposición sobre Dalí podría pasar totalmente desapercibida, o una buena opera podría no llenar (de esto ultimo yo no estaría muy seguro), pero una exposición de mountain bikes tendría el lleno asegurado.
Vancouver es la segunda ciudad mas gay de Norteamérica después de San Francisco. No es que la población gay este ubicada en un barrio en particular, pero si hay puntos mas significativos como Davies Street o Kitsilano zona, que era el antiguo barrio hippie reconvertido en una de las zonas con mas calidad de vida de la ciudad. Estupendas playas y casas mas estupendas aún, rodeadas de zonas deportivas para disfrute del personal. Sin duda es un barrio donde a uno le gustaría vivir, si tuviese pasta, claro. Nuestra siguiente parada en el tour fue el Queen Elizabeth Park, situado en Little Mountain, la parte mas elevada de Vancouver. Es un enorme jardín, regalo de la reina Isabel II en una visita, con toda clase de flores y plantas. Es realmente bonito, pero solo es uno de los 180 parques que hay en la ciudad.
Y dejamos lo mejor para acabar la visita, el Stanley Park. Un impresionante parque en el que hicimos dos paradas. La primera de ellas fue para ver los Totems supuestamente hechos por los nativos o “first nation” como prefieren que se les llame. Digo supuestamente porque parece ser que cuando algún totem se rompe o le pasa algo, ellos mismos hacen otro y lo sustituyen, así que mucha antigüedad no parecen tener. De todas maneras la visita merece la pena y el paisaje es precioso, aunque mejora en la siguiente parada. Volvemos a subir y nos adentramos mas en el parque, nos explican que tubo que ser vaciado por la frondosidad de sus árboles, que impedían la entrada de la luz. Es impresionante ver un parque tan cuidado, teniendo en cuenta que es una zona transitada por vehículos, todo esta increíblemente limpio y cuidado. En la segunda parada hay dos vistas interesantes, la del lado norte de Vancouver y la del Lions Gates Bridge, que como su propio nombre indica es un puente que une esta zona con el resto de la ciudad. Es un puente entrando casi directamente en un bosque, una prueba mas de que la naturaleza esta por todas partes en esta ciudad.
El tour termina dejándonos en el muelle de embarque para subir al crucero, y todo seria muy fácil si no hubiésemos olvidado algo, hay que volver a entrar en Estados Unidos. Eso significa un control de inmigración, una de las cosas mas humillantes y vergonzosas que ha inventado el ser humano. Lo realmente chocante fue comprobar el cambio de trato de los canadienses a los americanos. Los primeros son todo amabilidad, hacen su trabajo estupendamente, pero los segundos, eso ya es otra cosa. El cambio se nota de inmediato, para empezar te van separando dependiendo de tu nacionalidad y después te dan un cuestionario (de los mas estúpidos que he visto en mi vida) para que lo rellenes.
La actitud de lo que llamaríamos el “funcionario” americano no puede estar mas llena de prepotencia y desprecio. Cuando mi pareja ha terminado de rellenar el cuestionario y se levanta para informar a la agente de inmigración de que ya ha terminado y podemos pasar al siguiente paso, ella , sin dejarle hablar siquiera nos chilla: “sientense que ustedes aun no tienen el visado”. No puedes evitar sentirte como una especie de delincuente y con eso te quedas, porque allí manda ella aunque no sea nadie, y por menos de nada te montan un pollo. Esto no es ninguna novedad, cualquiera que haya viajado alguna vez a Estados Unidos sabe que lo peor de visitar ese país es inmigración. De los americanos no diré nada de momento, que el crucero es muy largo y ya habrá tiempo.
Bueno, pues después de todo esto, por fin embarcamos, con rapidez y sin ningún tipo de problema. Copita de champagne de bienvenida y al camarote. Nuestro camarote esta muy bien y la cama sorprendentemente tambien, es pequeño, pero con balcón, no olvidemos que aquí el paisaje es muy importante. Aunque me temo que las previsiones no son buenas, puede que este nublado o lloviendo bastante, lo que tambien significa niebla, y eso no es bueno. Nos traen las maletas, las deshacemos y nos vamos al buffet a comer. El buffet es mas bien del montón, nada especial. Hoy la cosa era mas caótica porque hemos embarcado casi todos a la vez, y después todo el mundo ha ido a comer. Espero que los demás días todo sea mas tranquilo.
Después de comer zarpamos casi inmediatamente y subimos a cubierta a verlo. Es muy curioso como los americanos, que son los segundos en numero de pasajeros en este crucero, no necesitan ninguna motivación para ponerse a hacer una conga. Les basta con un animador y ahí van todos, y sin haber bebido. Esto en España seria casi impensable. Para bien y para mal esta gente no tiene ningún sentido del ridículo. Resulta muy gracioso ver tocar Johnny B. Good a un trio de asiaticos que amenizan nuestra partida, mientras un monton de camareros nos ofrecen cócteles tropicales. La gente aplaude y saluda cuando pasamos por debajo del Lions Gate Bridge y así salimos de Canada rumbo a Alaska. Mañana toca día de navegación.
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