Lo mas difícil cuando decides que vas a hacer un viaje por Alaska, en nuestro caso un crucero, es hacerte a la idea de lo lejos que esta, y las muchas horas que vas a pasar viajando. Y efectivamente aciertas, Alaska esta muy lejos y el viaje se hace interminable. El plan de viaje debería ser el siguiente: salida de Madrid al mediodía (hora prevista 12:40) volando unas ocho horas para hacer escala en Toronto, ya que no existe un vuelo directo Madrid-Vancouver, que es el destino final. En Toronto enlazas con el vuelo a Vancouver que tiene una duración de unas 4 horas y media. Todo esto volando siempre con la misma compañía, Air Canada. El paquete entero lo teníamos contratado con Catai Tours. Ya que teniendo que hacer un cambio de avión te aseguras que la compañía se hace responsable si hay algún retraso o lo que sea.
Ese es el plan de vuelo que debía pasar , pero por supuesto no es lo que pasa. Empezaré por decir que no es ninguna catastrofe, pero en un viaje de semejante duración cualquier inconveniente es un problema , y dependiendo de las horas que lleves de viaje un autentico dolor de cabeza. Bien , pues para empezar y para no perder la costumbre había overbooking, cosa que retrasó el vuelo un par de horas. Salimos de Madrid a las 2:30 del mediodía, después de que un par de pasajeros vendieran su asiento a algún otro que reclamaba lo que deberían ser sus derechos, pero desgraciadamente el overbooking es legal y no puedes hacer nada.¿Se atreverá alguien a regular esto algún día?.
Con el retraso perdimos el vuelo de enlace lo que nos llevó a tener que esperar un par de horas más en el aeropuerto de Toronto. Tengo que decir a favor de Air Canada que los trámites para cambiarnos el billete para el siguiente vuelo se hizo con rapidez y sin ningún problema. Es mas, ni siquiera hubo que cambiar los números de los asientos ni las etiquetas de las maletas. Aquí ganaron todos los puntos que perdieron por el trato de las azafatas en el siguiente vuelo. También es verdad que cuando llevas mas de diez horas de viaje todo puede parecerte un infierno, pero ahora, después de superar el jet lag y salir del estado medio zombi en que te deja, sigo pensando lo mismo.
Por fin llegamos a Vancouver después de un vuelo que parecía no tener fin. Una de las peores sensaciones que puedes sentir en un avión es creerte que ya casi estas llegando y que te digan que faltan mas de 2 horas para aterrizar, algo que me pasa siempre. Además soy incapaz de dormir en un avión, al contrario que mi pareja, que tiene una envidiable habilidad para caer dormido en segundos.
Del aeropuerto al hotel fue todo muy facil, recogimos las maletas sin problemas y vinieron a recogernos de la agencia en una limusina. Nos quedamos sorprendidos porque no esperábamos mas que una furgoneta. Nos subimos a ella y en 20 minutos estamos en el hotel Sheraton Wall Center de Vancouver.
El hotel es un cinco estrellas, que por supuesto estaba incluido en el paquete que contratamos. Solo estuvimos una noche (pasaremos otra al volver del crucero) pero nos pareció un gran hotel. La habitación no es especialmente grande, pero tiene todo lo que necesitas, incluso algunas cosas que no necesitas. Creo que la única palabra para describir la cama es ideal, es sin duda la mejor cama de hotel en la que he dormido, y las almohadas son tan buenas que hacen que robar una no te parezca una mala idea (aunque no lo hicimos, claro).
Entre hacer el “check in” , dejar las maletas y tal eran ya mas de las diez, estábamos muy cansados y hambrientos, así que decidimos ir a cenar a algún sitio en plan rápido y que no estuviera lejos del hotel. Preguntamos en recepción y el chico (muy amable) nos recomendó un par de sitios, nosotros nos decidimos por un italiano Gigi´s restaurant esta en Davie Street, es un local pequeño y recargado, pero acogedor. Tiene un escenario donde por lo que pudimos leer suelen hacer actuaciones de jazz. Los fingers de pollo y la pizza que me comí estaban muy ricos, la pizza se parecía un poco a las de Pizza Hutt pero en bueno. Y la sopa y el bistec que se comió mi pareja tambien. Después de esto lo único que recuerdo es poner mi cabeza en la almohada y un fundido en negro. Después de un viaje así el cuerpo necesita un “reset”.
Ese es el plan de vuelo que debía pasar , pero por supuesto no es lo que pasa. Empezaré por decir que no es ninguna catastrofe, pero en un viaje de semejante duración cualquier inconveniente es un problema , y dependiendo de las horas que lleves de viaje un autentico dolor de cabeza. Bien , pues para empezar y para no perder la costumbre había overbooking, cosa que retrasó el vuelo un par de horas. Salimos de Madrid a las 2:30 del mediodía, después de que un par de pasajeros vendieran su asiento a algún otro que reclamaba lo que deberían ser sus derechos, pero desgraciadamente el overbooking es legal y no puedes hacer nada.¿Se atreverá alguien a regular esto algún día?.
Con el retraso perdimos el vuelo de enlace lo que nos llevó a tener que esperar un par de horas más en el aeropuerto de Toronto. Tengo que decir a favor de Air Canada que los trámites para cambiarnos el billete para el siguiente vuelo se hizo con rapidez y sin ningún problema. Es mas, ni siquiera hubo que cambiar los números de los asientos ni las etiquetas de las maletas. Aquí ganaron todos los puntos que perdieron por el trato de las azafatas en el siguiente vuelo. También es verdad que cuando llevas mas de diez horas de viaje todo puede parecerte un infierno, pero ahora, después de superar el jet lag y salir del estado medio zombi en que te deja, sigo pensando lo mismo.
Por fin llegamos a Vancouver después de un vuelo que parecía no tener fin. Una de las peores sensaciones que puedes sentir en un avión es creerte que ya casi estas llegando y que te digan que faltan mas de 2 horas para aterrizar, algo que me pasa siempre. Además soy incapaz de dormir en un avión, al contrario que mi pareja, que tiene una envidiable habilidad para caer dormido en segundos.
Del aeropuerto al hotel fue todo muy facil, recogimos las maletas sin problemas y vinieron a recogernos de la agencia en una limusina. Nos quedamos sorprendidos porque no esperábamos mas que una furgoneta. Nos subimos a ella y en 20 minutos estamos en el hotel Sheraton Wall Center de Vancouver.
El hotel es un cinco estrellas, que por supuesto estaba incluido en el paquete que contratamos. Solo estuvimos una noche (pasaremos otra al volver del crucero) pero nos pareció un gran hotel. La habitación no es especialmente grande, pero tiene todo lo que necesitas, incluso algunas cosas que no necesitas. Creo que la única palabra para describir la cama es ideal, es sin duda la mejor cama de hotel en la que he dormido, y las almohadas son tan buenas que hacen que robar una no te parezca una mala idea (aunque no lo hicimos, claro).
Entre hacer el “check in” , dejar las maletas y tal eran ya mas de las diez, estábamos muy cansados y hambrientos, así que decidimos ir a cenar a algún sitio en plan rápido y que no estuviera lejos del hotel. Preguntamos en recepción y el chico (muy amable) nos recomendó un par de sitios, nosotros nos decidimos por un italiano Gigi´s restaurant esta en Davie Street, es un local pequeño y recargado, pero acogedor. Tiene un escenario donde por lo que pudimos leer suelen hacer actuaciones de jazz. Los fingers de pollo y la pizza que me comí estaban muy ricos, la pizza se parecía un poco a las de Pizza Hutt pero en bueno. Y la sopa y el bistec que se comió mi pareja tambien. Después de esto lo único que recuerdo es poner mi cabeza en la almohada y un fundido en negro. Después de un viaje así el cuerpo necesita un “reset”.
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