Después de mucho (pero mucho) tiempo sin escribir en el blog, hemos decidido empezar de nuevo, aunque esta vez fijándonos mas en nuestras experiencias que en los datos de los hoteles y lugares que hemos visitado. Porque nos gusta viajar, y nos gusta hacerlo bien, lo que para cada persona puede significar una cosa, para mi significa comodidad y relax. Por eso he decidido acordarme de los distintos hoteles que hemos podido alojarnos en distintos viajes. Empezando por el hotel St. Regis en Bora-Bora.
Cuando uno piensa en Bora-Bora piensa en el paraíso, y esta
en lo cierto, pero hay que puntualizar algo. Bora-Bora es una isla de Resorts turísticos
superlujosos casi todos puestos en medio del paraíso, pero no hay nada mas, y
quiero decir en cuanto al pueblo, no hay nada destacable para el turista excepto
los espectaculares hoteles y las distintas actividades acuáticas. Eso si, los
hoteles son lo mas.
Me centro en el St Regis porque es donde estuvimos, que es
una enorme extensión de casas sobre el agua que se van expandiendo hacia el mar
en distintos brazos partiendo de un punto central donde se encuentran las
instalaciones principales del hotel.
El St Regis esta sin duda a la altura de lo que uno paga
para quedarse en el. El personal nos pareció de lo mas amable, y muy
eficientes. Hubo un pequeño problema con el aire acondicionado y lo
solucionaron rápidamente. Nuestra casa era excelente, desde luego por fuera no
se puede imaginar como son por dentro. Un pequeño salón con televisor y un gran
sofá con parte del suelo de cristal para ver el mar, una terracita con dos
hamacas y acceso al mar para poder bañarte si lo deseas y, por supuesto, una habitación
increíble con una cama gigante de matrimonio con todas las comodidades que uno
pueda necesitar. Y como no el baño, apenas separado de la habitación, con el
retrete aparte en una pequeña habitación (esto es la polinesia francesa) y una
bañera y una ducha de esas enormes con chorro de lluvia donde sobra el espacio
y es una gozada.
Las habitaciones desde luego son geniales, pero tengo que
decir que a mi lo que mas me gustó es la tranquilidad y la paz que allí se
respira. A pesar de que el hotel no estaba vacio, pudimos disfrutar de una
maravillosa playa prácticamente para nosotros solos y sobretodo de una
magnifica piscina (adornada con pequeños azulejos de coral) que dude que olvide
alguna vez en mi vida. Si lo que se busca es relax, tranquilidad y privacidad
este es el sitio sin duda.
La comida también es uno de los puntos fuertes de este
hotel. El primer dia comimos en el bar de la piscina, realmente bueno todo,
pero al ir con todo incluido el resto de comidas fueron en el restaurante Te
Pahu junto a la playa. El buffet libre es excelente y cuando digo excelente es
que puedes pedir casi de todo, desde un buen solomillo hasta unas fantásticas langostas
a la plancha.
En resumen, ya sea para relajarse o de Luna de Miel (que al parecer
va mucha gente) el hotel St. Regis de Bora-Bora es un sitio de ensueño como hay
pocos.